domingo, 30 de octubre de 2016

A la Sombra de Salvador Seguí



A lo lejos se oye

el eco de un zumbido azul,

sordo,

hueco

y silencioso,

de estremecedora presencia.

Mi respiración sobrecogida

aturde mis sentidos,

a todos ellos.

Soy una baso vacío 

y roto.

Los cristales que no ves

sangran invisibles,

como torrentes demenciales,

eso significa que;

ni tu ni nadie sabe enfrente de quien se haya.

Hay quien araña por una palmadita en la espalda

pero yo eleve mi alma 

a una esperanza sagrada..

Tan imperfecta...

tan transparente...

a veces...tan inocente...

Así voy,

viajando a lo desconocido,

que no es más

que hacia mi misma.